Amanecer by Bella Forrest

Amanecer by Bella Forrest

autor:Bella Forrest [Forrest, Bella]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-10-01T04:00:00+00:00


Derek

Mientras salíamos por la trampilla, la cegadora luz del Atrio me mostró con más claridad el estado en el que se encontraba Sofía. Tenía los brazos empapados con la sangre de la herida que Arron le había infligido, y su piel estaba tan seca que había empezado a descamarse. Se le había formado una costra amarilla alrededor de la cuenca de los ojos, que mantenía cerrados con fuerza. Las magulladuras y arañazos cubrían cada centímetro de su cuerpo y tenía sangre goteando por las comisuras de su boca, una mezcla de su sangre y la mía.

Con Arron encerrado, me sentía más seguro llevando a Sofía directamente a la sala de emergencias para que la viera una de las enfermeras. Insistí en que la atendiera la misma que la había ayudado cuando la llevé por primera vez al Cuartel General después de escaparse de la cabaña.

El rostro redondo de la enfermera se quedó lívido cuando vio a Sofía.

—Por todos los cielos…

—Por favor —jadeé—. Ha tenido a un vampiro primigenio, un Anciano, habitando su cuerpo durante demasiado tiempo. Su pulso es débil. ¡Por favor, dese prisa!

Tendí a Sofía en la cama más cercana y miré expectante a la enfermera.

—Pero… No tengo ni idea de lo que estás hablando. ¿Qué es un Anciano? ¡No tengo ninguna experiencia en esto!

—¡Ahora es una vampira normal! —dije, buscando por toda la sala, repleta de estanterías y estanterías con medicamentos y equipos—. Sangre de inmune. Intente darle más sangre de inmune. Eso tiene que ayudar…

—Pero —tartamudeó la enfermera—, ya no nos queda más sangre de inmune. Se ha usado toda.

—¡Mire de nuevo en los armarios! —grité—. O quizás quede algo en el laboratorio, de cuando estaban experimentando con Anna. ¿Dónde está el laboratorio?

—Es demasiado tarde para sangre de inmune —habló una voz profunda desde la entrada de la sala.

—¿Ibrahim? ¿Qué diablos estás haciendo aquí? ¿Cómo puedes haber dejado a Rose y Corrine…?

—No pasa nada, Derek —dijo Ibrahim con calma—. Mi hermano está allí ocupando mi lugar. Es tan capaz de protegerlas como yo. Las dejé para venir al Cuartel General porque la Eterna me llamó para ayudar a cumplir las órdenes de El Santuario.

—¿Qué órdenes?

—¿Quieres que me quede aquí hablando o prefieres que te ayude con tu esposa moribunda? —Se aproximó a la cama de Sofía y bajó la vista hacia ella—. Ahora solo la magia puede ayudar a su cuerpo… Tal vez. Y no puedo prometer nada sobre su estado mental, aunque logremos sanarla físicamente. Mucho dependerá de cuánto sucumbiera a la oscuridad mientras el Anciano habitaba en ella.

—Entonces… Limítate a… ¡Date prisa y haz algo! —Tenía los dedos en la muñeca de Sofía y apenas podía sentir su pulso.

Ibrahim caminó alrededor de la cama hasta que se situó sobre la cabeza de Sofía. Colocó sus manos a ambos lados del rostro de mi esposa y luego murmuró un cántico para sí. Sopló suavemente sobre la frente de Sofía. Durante diez agónicos minutos, no ocurrió absolutamente nada. Por mucho que Ibrahim soplara sobre Sofía, su estado seguía sin cambiar y su pulso se apagaba con cada segundo que transcurría.



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